domingo, 4 de septiembre de 2011

El Ojo. Autor: Enrique de Lasuen.

A Jorge le gustaba con locura leer.  Desde que aprendió a hacerlo, a los cuatro años, había sido un lector incansable de cuanto material caía en sus manos. Su mala salud crónica y los largos períodos de cama que tuvo que guardar a lo largo de los años favorecieron esa costumbre.
            Tal vez, si hubiera podido moverse de otra forma,  se habría aficionado a los deportes, como la mayoría, pero a él sólo le interesaba leer.
            Con el paso de los años fue perdiendo partes del cuerpo, por las enfermedades que lo aquejaban.  Primero tuvieron que cortarle un pié, más tarde el otro, luego la vesícula y el bazo, después el resto de las piernas, también el ojo derecho y la oreja izquierda.
            Estuvo estable un par de años, pero luego volvieron las amputaciones y ablaciones: Las manos y los brazos, el apéndice y los genitales, la otra oreja y la nariz,  y así sucesivamente.
            En realidad, además de mala salud, Jorge tenía mala suerte, porque algunas de las causas fueron accidentes de todo tipo: domésticos, de tráfico, etc.  El caso es que entre una cosa y otra, antes de cumplir los cuarenta años, Jorge quedó reducido solamente  a un ojo izquierdo.  Otro, en su lugar, se hubiera sentido desesperado, pero él estaba tan acostumbrado a la inactividad, que ya no se molestaba demasiado. Además, podía hacer lo que más le gustaba en el mundo: leer, y las enfermedades cada vez tenían menos motivos para cebarse en su persona, ante la falta de órganos y partes del cuerpo y en estas condiciones pasó bastante tiempo, hasta aquel día en que sopló tanto viento y le entró una basurita en el ojo.
  Tenía mala suerte, evidentemente.
Autor: Enrique de Lasuen

2 comentarios:

Anónimo dijo...

vaya henrique! que situaacion deste tu personage,pero el no tenia tanta mala suerte asi,porque com tantas molestias sobrevivio 40 años, y aun mas con un solo ojo, e la basura no es nadie,con tanto imigrante sacando basura nesta tierra,le sacaran esto en unos solos minutos,beijo grande, y mucha paz.

Anónimo dijo...


Caramba, Enrique,....muy mala estrella la de Jorge,...un ejemplo de lo que puede ser la mala suerte....Bueno, al menos el veía la mitad de las cosas... sin ver el despro
pósito completo de nuestra sociedad.....Consuelo tonto, pero consuelo al fin. Saludos
Juan Ángel Petta.