lunes, 28 de febrero de 2011

HOWLIN / Capítulo 10: Desesperación

I

     La moto avanzaba velozmente por el quebradizo asfalto superando los ciento cincuenta kilómetros por hora, pero la araña seguía detrás de ellos.
  -¡Más rápido!- gritó Rolo a la vez que golpeaba las costillas de Armani, ya que no sabía si con el sonido del motor lo oía-. ¡Se está acercando!
  Skull se arriesgó a mirar sobre su hombro. Los cascos habían quedado olvidados sobre la criatura y el viento le zumbaba en los oídos. Tenían a la araña a no más de tres metros.
  -Agárrate- le dijo a Rolo volviendo la vista al frente. Sintió las manos de él abrazarle la cintura y apretar-. ¡No tanto!- gritó, pero la presión no cedió. Se dijo que cuando esto terminara cruzaría unas palabras con Rolo. Pero eso sería después. Ahora había que escapar. Aceleró y la moto saltó de los ciento cincuenta a ciento ochenta. La rueda delantera se despegó del asfalto y, por un momento, Skull temió que todo terminara allí mismo, pero Rolo echó el cuerpo hacia adelante y la moto recobró la estabilidad.
  La araña repiqueteó sus mandíbulas y cesó la persecución. Una parte de su pequeño cerebro le advertía que alejarse más sería peligroso para ella. Se quedó quieta observando a la comida alejarse, y luego volvió a adentrarse en la niebla.


II  -¿Qué carajo era eso?- preguntó Rolo.  Seguía aferrado a Armani (no podía pensar en él de otro modo) y sentía lastimarle la palma la llave y la sortija.  -Eso era una araña. Una maldita y jodida araña- dijo Skull.  -¿Eso era una araña? Tendría que aflojar con los putos esteroides.   -Y vos tendrías que aflojar con el abrazo. Me estás quebrando las costillas.  -Perdón- dijo Rolo.  Skull desaceleró hasta que la moto se detuvo.  -¿Y si la araña se comió al raro y al Negro?- dijo Rolo, bajándose y metiendo la mano en el bolsillo, donde dejó la llave y la sortija. Algo le gritaba dentro de él que no era buena idea que Armani supiera de ellas.   -Es algo que tendremos que averiguar- respondió Skull.  -¿Y de qué forma haremos eso, eh?  Skull se apeó de la moto y se sonrió.  -Tendremos que cazarla y abrirla.  -Estás bromeando, ¿no es cierto?- dijo Rolo, palideciendo.  -Por supuesto- dijo Skull-. Sólo bromeo.III  Mau y el Negro vieron todo esto desde varios kilómetros. Al principio no se dieron cuenta de lo extraño que resultaba eso, pero luego se sorprendieron lo suficiente como para pedirle respuestas a Jack.  -Es por el aire- explicó Jack-. Aquí es muy diferente a otras tierras. El aire actúa como una especie de lente de aumento y podemos ver a largas distancias.  -Eso no es físicamente posible- dijo Mau-. Si así fuera, veríamos todas las cosas agrandadas y no es así.  -Exacto- accedió Jack-. El fenómeno ocurre solamente cuando fuerzas la vista para ver algo lejano. No pueden negarlo- se encogió de hombros-. Ustedes lo han comprobado personalmente.  -¿Y de dónde salió esa carretera?- preguntó el Negro.  Jack se puso serio.  -Creemos que los mundos se están fusionando.   -¿Y eso es algo malo o bueno?- dijo el Negro.  -¿Te gustaría ir caminando por la calle y que una araña aparezca y te coma?  -No- negó el Negro.  -Entonces, no es bueno.IV  La cinta asfáltica de pronto se convirtió en una autopista de cinco carriles emergiendo de entre las malezas. Skull se fijó en un cartel de señalización en el que alguien había pintado
“EL CAPITAN TROTAMUNDOS HA LLEGADO”.

Un escalofrío lo recorrió de pies a cabeza. Él no lo ha visto, pero ha oído hablar de un mundo desolado por una pandemia, una especie de gripe. Y uno de los nombres con que se conocía a esa gripe en particular era Capitán Trotamundos. Una cepa de esa gripe se encuentra en La Tienda, en uno de sus niveles más bajos, guardada en una habitación sellada y con un alto rango de seguridad.  Unos metros más adelante un cartel indica una salida.También está pintado.  En este, el artista ha hecho un ojo. El estilo parece naif, pero la sensación que destila ese ojo no es para nada inocente. Debajo de él se lee:
¡Que todos aclamen al REY CARMESI!

  Para Skull eso no tiene sentido, pero acelera un poco más para dejar el cartel del ojo detrás de ellos.V  El Negro está preocupado. No sabe quien es el que manejaba la moto, pero el que iba como acompañante era Rolo.  -No creo que sea buena idea quedarnos- le dice a Mau. Nota que la voz le tiembla un poco. No le sorprende demasiado. Tiene miedo.  -No puedo hacer nada. No tengo llave ni puerta- le explica Mau.  -Puerta hay- dice Jack. Ambos lo miran-. Vino con la autopista.  Jack señala hacia el lugar donde la moto se va perdiendo de vista.  -Es una de las puertas más extraña que he visto- continúa Jack-. Tiene tallado en la madera la palabra “Desesperación”.   -Pero una puerta sin llave es absolutamente inútil- dijo Mau.  A Jack se le ensombreció el rostro.  -Esta puerta no necesita llave- dijo-. Ha estado abierta desde que llegó.  Mau se sorprendió.  -¿Y nadie la ha usado?- preguntó.  -¿Usarías una puerta que dice “Desesperación”? Yo no.  Mau lo miró al Negro. Este asintió con la cabeza.  -Llévanos- pidió Mau.VI  Lejos de allí, en una tierra diferente, bajo la luz de la luna, una patrulla policial recorría la Interestatal 50. La persona que manejaba llevaba anteojos oscuros y una sonrisa plantada en la cara.   De pronto giró la vista hacia el lado del acompañante y ladeó la cabeza, como escuchando algo.  -Tendremos visitas- habló a la patrulla vacía.  La patrulla aceleró. Collie Entragian rió y los coyotes comenzaron a aullar. 

2 comentarios:

Calavera dijo...

Un "viejo amigo" ha entrado a escena. :D No se los recomiendo, la verdad. Es bastante voluble el gigantón ese! XDD

Muy buen capítulo, Adrián!! ;) Bastante entretenido, y veo que "arreglaste" lo de la distancia que separaba a los dos grupos. Me gustó tu forma de hacerlo. :)

Así que nuestros amigos se van a adentrar en la I-50... :O

Adrián Granatto dijo...

¿Qué ocurrira cuando se encuentren? ¿Serpiente de Cascabel volvera a despertar?
No se pierdan el próximo capítulo.