martes, 22 de febrero de 2011

HOWLIN / Capítulo 9: El Viento

     La calesita daba vueltas una y otra vez sobre su eje, mientras la voz de Xuxa se dejaba oír a través de los parlantes. El calesitero ofrecía la sortija a los nenes como si de un esquivo tesoro se tratara, y cada vez que sus pequeñas manos se acercaban más de lo que éste estaba dispuesto a permitirles, un nuevo golpe de muñeca dejaba fuera de alcance ese metálico objeto de deseo. Entonces todas las miradas, de grandes y chicos, se enfocaron automáticamente en él.
  No era mayor que el resto de los niños, pero estaba claro que no pertenecía a su mismo mundo. Vestía un pantalón de gimnasia Adidas made by La Salada demasiado gastado, y una remera que alguna vez había sido blanca pero que ahora más bien parecía una colección de agujeros sobre fondo gris. La piel de la criatura estaba tan mugrienta como su pelo pero él sabía bien que lo que más llamaba su atención era su color, mucho más oscuro que el de todos los otros niños de sonrisas blancas y cabellos rubios, que disfrutaban despreocupados de la diversión que la calesita del parque les podía ofrecer. Rolito se sabía ajeno a todo aquello, pero aún así quiso probar lo que se sentía mirar desde adentro, ser aceptado. Sin embargo lo que estaba ocurriendo era todo lo contrario. Entonces decidio dejar de lado las sutilezas y hacer lo que siempre hizo: tomar por la fuerza lo que no podía por derecho. Antes de que lo echaran subió a la calesita de un salto, atravesó por entre los caballos de madera y se arrojó directamente hacia el calesitero, directamente hacia la sortija esquiva, y cuando finalmente la alcanzó la presionó con fuerza entre sus dedos.
  Rolo ignoraba cómo o por qué aquel recuerdo de su infancia acometía precisamente en ese momento. Tal vez fuese porque el recuerdo de aquella calesita de su infancia sobrevino a la experiencia con este carrousel infernal que acababa de atravesar. Lo cierto es que al abrir los ojos estaba nuevamente en la moto de Skull, montando aquella bestia inconmensurable que ahora se movía a toda velocidad hacia quién sabe donde. El vértigo de la velocidad hizo que un furioso chillido brotara de su garganta ante una sacudida del monstruo que casi les hace perder pie y caer.
  Como era de esperarse, Skull no gritaba.
  Este hombre en vez de sangre debe tener líquido para frenos, pensó Rolo.
  Después se preguntó si en realidad sería un hombre.
  La moto de Skull voló por los aires en una sacudida feroz y cayó limpiamente en el suelo, sobre una superficie que podría parecer asfalto, pero un asfalto por el que hace siglos que nadie transitaba. Un viento sumamente fuerte les pegó de frente y despejó la niebla, proporcionándeles un refrescante soplo de aire puro. Entonces Rolo miró hacia atrás y comprendió la naturaleza del monstruo. Una gigantesca araña avanzaba hacia ellos a toda velocidad. Por algún motivo a Rolo en ese momento se le ocurrió mirar su mano derecha.
  La sortija aún estaba firmemente sujeta en ella.
  Y una pequeña llave le hacía compañía.


***


  Jack, Mau y el Negro habían contemplado toda la secuencia que duró apenas algunos minutos. Primero había sido la niebla que se acercaba, luego la motocicleta emergiendo de ella y por fin ese intenso viento que había dejado la araña al descubierto. Los tres se dieron cuenta de que refugiarse o huir no tenía sentido dadas las proporciones del fenómeno. Callados esperaban su muerte, o su salvación.
  -Deberíamos pedir ayuda a la Tortuga- dijo entonces Jack.
  -La Tortuga no puede ayudarnos- contestó Mau.
  -No tengo idea de qué mierda hablan- cerró el Negro.

3 comentarios:

Calavera dijo...

Si les soy sincero, se me hizo muy corto. :(

Y bueno, dejé un comentario más amplio en la página de los mercenarios en el face. ;)

Unknown dijo...

Si le soy sincero, me resultó corto a mi también. Mi capacidad de sentarme a escribir en este momento se ve puesta a prueba constantemente.

Unknown dijo...

Si le soy sincero, me resultó corto a mi también. Mi capacidad de sentarme a escribir en este momento se ve puesta a prueba constantemente.