martes, 28 de diciembre de 2010

HOWLIN / Capítulo 2: La Toma.

     -Dale, dale, pelotudo. Andá a ver lo que hay abajo que yo cuido a estos dos.
  -Pero no es lo que hablamos, Rolo...
  -Lo que hablamos cambió, ¿no te das cuenta? Andá a fijarte y no me vengás con mariconadas.
  El Negro bajó por la escalera. No entendía muy bien cómo había ido a parar ahí. El Rolo le había dicho que el local estaba vacío de noche, y que adentro no había vigilancia ni nada. Solamente tenían que ser cuidadosos con el ruido que hacían. Y no va que revientan la cerradura y encuentran a la parejita garchando arriba del mostrador. El Rolo se puso como loco, los cagó a puteadas y los encañonó con la 9. La pendeja estaba que se partía. El flaco estaba cagado en las patas. No se imaginaron que la travesura les iba a salir así de mal. El problema es que ahora tenían dos testigos que les habían visto las caras de frente. Y el Rolo andaba siempre por el shopping, haciendo extras para ayudar al sueldo de la Bonaerense. El Negro sabía que no los iba a quemar, porque el ruido de un disparo les iba a tirar a la cana encima en minutos, pero tampoco los podía dejar ir así nomás. Y entonces el robo se había convertido en toma de rehenes y si los agarraban estaban hasta las bolas. Encima estaban a un paso de matar a dos pendejos que no tenían nada que ver. La cosa se les había ido a la mierda.
  Así que por ahora el Negro se limitó a hacer caso y bajó por la escalera a la trastienda. No le gustaba hacer esas cosas pero vivir en La Cava era jodido, y para que no lo pasen por encima había tenido que hacer muchas cosas que no le gustaban. Le podría haber dicho que no al Rolo, pero que le digan cagón, ortiba y marica no garpa. En definitiva, y dentro de los lugares en que se movía, acompañarlo a reventar un local en un shopping de noche era como acompañarlo a sacar guita del banco. Pero toma de rehenes y asesinato eran otra cosa. Y no sabía como iban a zafar de esa los pendejos. El pibe no era mucho más chico que él, la rubia apenas pasaba los veinte y tenía unas tetas impresionantes. Tenía puesto lo que quedaba de un uniforme de promotora, pero el corpiño y la tanga habían volado a la mierda. El Rolo pensó que si hubiera nacido en otro mundo le hubiese gustado ser él quien se cogiera a la rubia después del laburo. Pero no había nacido en otro mundo.
  En la trastienda había cajas, una heladerita, cajas, un ventilador, cajas, una mesa, cajas, un mueblecito y algunas cajas más. Se supone que debía haber una caja fuerte o algo de valor por ahí, pero el Negro no veía nada. Por un momento supuso que el hecho de haber fumado un troncho de este tamaño para darse ánimo minutos antes de irrumpir en el negocio había nublado sus sentidos de modo tal que no podía apreciar con claridad todo lo que se le ofrecía. Inmediatamente después se admiró de haber podido armar semejante frase de corrido, aún dentro de su cabeza. Luego comprendió que estaba divagando. A continuación se escuchó el grito del Rolo reclamando resultados.
  -¡Ya va, Rolo, ya va! ¡No encuentro una mierda por acá!
  Eso estaba a punto de cambiar.
  Por detrás de la mesa había dos puertas. Una estaba abierta y daba a un pequeño baño. La otra estaba cerrada y parecía un armario, pero por sus márgenes surgía una claridad demasiado intensa para cualquier cosa que pudiera haber en su interior. Era una luz blanca, cálida, sobrenatural. No parecía venir de ninguna fuente conocida. El Negro dudó al principio, pero la curiosidad fue más.
  Abrió la puerta. En medio de la luz surgió un hombre, aunque no sabría si llamarlo hombre era lo más correcto. Había algo de élfico en su rostro, y su ropa decididamente no era de este siglo. El Negro casi por reflejo le apuntó con la .22 y preguntó:
  -¿Vos quién sos?
  Y el extraño hombre contestó, simplemente:
  -Mau.

5 comentarios:

@gloriallopiz dijo...

Impecable!
(lo vi como en una peli)

Calavera dijo...

Eres un tramposo, Granatto!! No avisaste que era la continuación de Howlin!!! :|

Me gustó mucho!!! ;D

@gloriallopiz dijo...

Es medio cabrón don Granatto :) pero talentoso.

Adrián Granatto dijo...

¡Yo avisé por el Face! Clarito, dije: Damas y caballeros, con ustedes Mauricio Howlin.

Adrián Granatto dijo...

¡Miren quien habla! ¡La que te corta los pelos!